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Aprendiendo del maestro

Tuve que leer las declaraciones (honestas, orgánicas y para nada calculadas) hechas por el autor de la catástrofe coahuilense, Humberto “The Master Of Disaster” Moreira, en su regreso a la vida pública. Dado que me resulta materialmente insoportable verlo en video (su facha pandillera, su voz embustera, sus modales cerriles), me tuve que remitir a las transcripciones de lo que dijo a la prensa en su reaparición.

Y si digo que “tuve que” leerlo es porque en realidad tuve que. Todo lo que declare un estadista, un líder, un astro de los deportes o un delincuente tiene valor noticioso. En el caso concreto de Humbertico, sin embargo, la mayor relevancia viene del hecho de ser sus primeras declaraciones en prácticamente lo que va del sexenio. Haga de cuenta que él comenzó su cuarentena desde el 2017 cuando, tras ser derrotado como candidato a una diputación local por el “Partido Joden” y así quedar expuesto y sin fuero, se alejó del ojo público.

De hecho, durante dicha campaña, no hizo proselitismo presencial: se promocionó a través de videos y de sus redes de operadores políticos, pero sin asolearse ni dar la cara, sin visitar al electorado ni ofrecer entrevistas “banqueteras” (de banqueta, no de banquetes). Y es que sabía mejor que nadie que eventualmente llegaría un reportero, un periodista, un medio o una pluma libre a hacerle alguno de los muchos cuestionamientos por los que tiene que responder y paga para que nunca se los formulen.

Esta vez no obstante, el factor “sorpresa” le permitió marcar la pauta. El haber servido el saque (que no el sake), le dio cierta ventaja a este profe ladino quien agarró a todos tragando mocos, lo que le sirvió para hablar de lo que quiso. Y mire lo que son las cosas, hoy Humberto Primero “El Bailador” se nos presenta como un político perseguido, difamado, injuriado, vilipendiado. Un político bueno, honrado, justo, probo, que padeció la ojeriza de quienes en su momento detentaron el poder (¡Wow! ¡Eso me suena harto conocido!).

No sólo eso, resulta además que hoy, Humberto “el Eremita” Moreira, es un ser humano profundamente afín e identificado con el movimiento que encabeza nuestro Presidente, el ciudadano Andrés Manuel López Obrador.

¡Mira, tú, qué jodidamente conveniente! ¡Qué feliz coincidencia! Con la novedad ahora de que los enemigos de Humberto son los mismos, los mismitos, que le hacen la vida difícil a López Obrador. Esos que conspiraron para arruinar “la reputación, legado, y buen nombre” de Moreira Valdés constituyen la nefasta ralea opositora al Benemérito de Macuspana, mismos que le impiden hacer un ejercicio cabal del Poder y mismos que le heredaron la sarta de problemas con los que el Presidente viene lidiando y buscan endilgarle como si de alguna manera fueran su responsabilidad.

¡Dígame si no es muy afortunado que dos almas atormentadas por los mismos malditos ‘dementores’ se crucen y en sus semejanzas encuentren la fortaleza para salir adelante!

Humberto se fue de lengua y -como es natural- culpó a Calderón de cualquier desgracia que hoy azote a la Nación, pero además la emprendió contra el exmandatario favorito de AMLO y el más guapo que jamás haya ceñido su cuerpo con la banda presidencial: Mi Lord Enrique Peña Nieto Bebé, a quien se refirió con desdén como “Peñita” y acusó de haber fraguado su debacle como político, pese a que antes Moreira besaba el suelo que EPN pisaba.

Luego abjuró del partido que llegó a presidir, el PRI, y aseguró que en el estado de Hidalgo la elección está cantada en favor del candidato de Morena, porque a Carolina Viggiano (abanderada del PRIAN y cuñada del propio Humberto), le vaticinó la más catastrófica derrota

De manera que “el bofe” Moreira, al igual que esos gatos que le llevan a sus amos una rata muerta, una cucaracha o cualquier cosa que hayan podido cazara a manera de ofrenda, le mostró a Andrés Manuel sus respetos y sus lealtades por encima de sus viejos lazos partidistas o familiares.

Mire, ya un poquito en serio, pero solo un poquito, no me extraña nada que Humberto se ponga de tapete ante quien sea con tal de seguir vigente y poder lavarse un poquito el hedor que se le quedó pegado al cuerpo desde que ocupó la Gubernatura de Coahuila.

Pero el que sí vuelve a sorprendernos y vuelve a retar nuestra capacidad de asombro es el propio Presidente, quien lejos de desmarcarse, de pintar su raya o de poner distancia entre la investidura presidencial (misma que tanto le preocupa con excepción de las veces que la utiliza para limpiarse la co… chinita pibil luego de comer antojitos)... en vez de dejar en claro que no pertenecen a la misma ralea y que él y los Moreira NO son amigos, lo que hace AMLO es validarlo, validándose a su vez con sus comentarios: Es decir, retoma las afirmaciones de Moreira para sustentar las propias.

No hablemos ya de lo tremendamente equivocado que es utilizar lo dicho por un pillastre para apuntalar una argumentación propia, dando además por buenos los dislates del coahuilense. El Presidente además, con sólo tratarlo como a un igual, le está tendiendo la mano y brindándole asilo partidista. Lamentable.

Faltaría todavía ver si Humberto pasa en verdad a engrosar la Morena, es decir, a las filas del partido o de la 4T. Pero de darse una eventual alianza o colaboración entre el Presidente y la abominación coahuilense, ésta obtendría la impunidad, el fuero y la vigencia que las urnas le negaron; mientras que el mandatario recibiría una master class, un consejo millonario, un curso de actualización sobre cómo dominar a la masa con populismo, bravuconadas políticas y promesas de redentor.

En una de esas AMLOVE todavía tiene mucho que aprenderle al “maestro”.

OPINIÓN

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2022-05-24T07:00:00.0000000Z

2022-05-24T07:00:00.0000000Z

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