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Agenda social (1)

JESÚS R. CEDILLO

Cuando un viajero le pidió a la sirvienta (o ama de llaves, para decirlo eufemísticamente en esta época de estúpido y absurdo revisionismo) del maestro William Wordsworth que le mostrase el estudio del poeta, ésta le dijo: “Esta es su biblioteca, pero su estudio está al aire libre.” Hay espíritus que se sienten plenos y a sus anchas al aire libre, en contacto directo con el hermano sol, la hermana luna y con toda las estaciones del año. Este tipo de espíritus aman el sol lo mismo que un día gris y pálido, aman la noche y sus ruidos y voces que se magnifican, aman la madrugada y su cierzo, aman la tarde y su calor en ocasiones cruel y despiadado; pero, todo lo aman. Es la naturaleza, pues.

Pero hay otros espíritus que aman su soledad y su paraíso privado. Usted lo sabe y lo recuerda: para el divino ciego Jorge Luis Borges, sin duda alguna, el paraíso de existir, sería una biblioteca bien dotada. De preferencia, con todos los libros del mundo ya disponibles y ordenados. Juan Carlos Onetti, ganador del Premio Cervantes y una de nuestras voces no latinoamericanas, sino una de las mejores y más altas voces narrativas en toda la historia de la humanidad, un día se fue a refugiar a su recámara. Se acostó, pidió cigarrillos, comida, interminables tragos de whisky y claro, libros. Y nunca, nunca más se levantó de su microcosmos.

En uno de sus textos, el caminante Henry David Thoreau, decía que en el invierno de la vida de un hombre, aunque tiene que ver el temperamento, pero más la edad, el hombre abdica de la calle, de la ciudad y de la naturaleza y tiende más a estar sentado y atento a la polución de sus ideas. Se vuelve noctívago y cuando así lo requiere y es su llamado, sólo realiza una caminata sencilla y placentera antes de volver a encerrase en sus aposentos y enroscarse en sí mismo. Le creemos al esteta que hizo de los paseos y de la caminata al aire libre, su apuesta de vida y obra.

Pero, hoy, ni naturaleza ni vida interior: nada. Habitamos la nada, el puro humo, la indolencia, la apatía, el desgano, la acedia. Creo que usted lo ha visto y lo sabe: tenemos un serio problema social y moral: la deshumanización del ser humano. El poco o nulo valor que un humano tiene en la vida real y en su entorno social y citadino. Un perro vale más que un humano vivo. Hay muchas pruebas ya de ello.

El año pasado y en pleno diciembre de pandemia, mientras el bacilo bramaba en las calles como fiera sin control, en una fiesta a todo lujo en casa de una “influencer” de Monterrey de harta lana, ésta presumía en los suplementos de sociedad que había hecho una gran reunión montando un set (haciendo llover nieve, claro) lujosísimo con la asistencia de “199 personas y 16 mascotas” a quien les tomó “fotos padrísimas”. Valen más las mascotas, los perros, un animal, que la vida digna de un humano. Por lo anterior, hoy el país está en el desfiladero de su historia. No hay faros ni guías, no hay asideros culturales ni morales. No hay ni eso que nos enseñaban de niños y con lo cual nos amedrentaban: “temor de Dios”.

ESQUINA-BAJAN

Punto uno: esta vez, se destinaron mil 575 millones 285 mil 638 pesos para las campañas proselitistas. Cifra millonaria, el INE recibió cerca de 26 mil millones de pesos para realizar la elección con los resultados que usted y yo empezaremos a analizar en este espacio. El padrón de votantes es por el rango de los 95 millones de votantes. Su voto más o menos, costó 290 pesos. ¿Fue usted a votar?

Punto dos: hubo elecciones en México, pero también hubo elecciones en un país hermano: Perú. País tan saqueado y parecido a nosotros. En su momento, tan rico y poderoso como cualquiera del mundo. Como nosotros. Ellos, los incas orgullosos. Nosotros, los aztecas, mayas y chichimecas de pie y valerosos. Pues sí, antes de que los españoles nos hicieran abjurar de nuestro orgullo y soberanía. Perú, como México, se desmorona a pasos de gigante. Hubo elecciones en la tierra del Nobel Mario Vargas Llosa y una candidata fue Keiko Fujimori, hija del ex presidente el cual está en la cárcel: Alberto Fujimori.

Punto tres: en este país bananero llamado México, todo es lo más grande de la historia. Las elecciones más grandes, las más reñidas, las más definitivas, las más históricas, las más importantes, las más costosas… Igual a los tiempos violentos que se corren y se padecen hoy en día: tiempos de violencia sin fin y la más despiadada y sanguinaria en México. En pleno día de la elección y en Tijuana, en cualquier mesa receptora del voto, llegaron sujetos y echaron en dicho módulo dos cabezas de seres humanos.

Punto cuatro: días atrás, sólo días antes, Andrés Manuel López Obrador había dicho que el país estaba en paz y nada, nada de inseguridad para asistir a las urnas. En su país idílico de “abrazos y no balazos”, un perro vale más que un ser humano. Hubo al menos en esta campaña electoral, 40 asesinatos de candidatos y más de 600 ataques documentados a candidatos, precandidatos, políticos y gente involucrada en las lides políticas y de proselitismo. En un país sin asideros ni moral o educación, mucho menos una agenda social ni cultural, a 29/30 meses de la asunción al poder de AMLO, los feminicidios llegan a más de 2 mil 200. 11 mujeres asesinadas al día, 80 al mes. La violencia sin brida ni bozal. Con AMLO, van más de 90 mil muertes de forma violenta. Con el satanizado Peña Nieto en 6 años, 125 mil asesinados…

LETRAS MINÚSCULAS

Nuestra salud mental está colapsada. Nuestra moral, en el suelo. No hay valores. Un perro vale más que un humano. Así andamos.

OPINIÓN

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2021-06-14T07:00:00.0000000Z

2021-06-14T07:00:00.0000000Z

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